martes, 24 de junio de 2014

No hay dos sin tres.

UNO. 
Los que tenéis la paciencia de leer mi blog, sabréis que en el equipo del Sanfer Benjamín -próximo curso ya alevín- juega mi hija Paula. Es su tercera temporada entrenando al basket, y puedo decir sin temor a equivocarme que es la que mas ha disfrutado. Ha ido creciendo como jugadora, ampliando conocimientos, adquiriendo nuevas habilidades, conociendo nuevos conceptos muchos de ellos abstractos, a veces solamente reflejados en las lineas y trazos de una pizarra. Además han llegado los éxitos, como los primeros puestos en el Torneo de Luanco y Montedeva y terminar invictas en el grupo de Avilés y Occidente de los Juegos Deportivos de la Federación. 





DOS.

En la última entrada de este blog hice referencia a mi otra hija, Sandra, que con 7 años es la peque de la casa. Le entró el gusanillo del basket ya iniciado el curso y a pesar de que aún el juego durante los partidos es demasiado rápido para ella, sale contenta de los entrenamientos y la veo progresar en sus fundamentos. También ha tenido una temporada exitosa. Su equipo, el Sanfer Baby Basket, se hizo con el primer puesto en los Juegos Escolares de Avilés y con el Subcampeonato de Asturias en la Liga Baby Basket.

                                                

 ...Y TRES.

 El año pasado, mientras veía jugar a Paula, volvió a reverdecer en mi interior las ganas de competir. Ojo al dato: tenia que vencer 10 años sin tirar a canasta, 25 sin jugar Liga, la tendinitis de mi rodilla derecha y los casi 40 años que delata mi carné de identidad.  Toda una osadía por mi parte, pero al menos, debía intentarlo. El equipo de Sanfer Veteranos, tuvieron a bien de aceptarme y gracias a ellos pude completar mi objetivo, que resultó  sobradamente cumplido, cuando este fin de semana  pude disputar la Final Four de la Liga Maxibasket. ¡Y nos llevamos un enorme tercer puesto!








Esta foto la hizo mi mujer, Yolanda. Sin ella, esta foto no habría sido posible. Ella fue la que me animó a comprar unas botas de baloncesto y me infundó el valor suficiente para saltar a una cancha. 
Gracias, una vez mas.





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